sábado, 20 de septiembre de 2008


El poeta, escritor y amigo Julio Carabelli nos regala este magnífico cuento




Julio Carabelli-Sergio Rigazio-Paula Yende y AN en Tucumán, en el encuentro de poetas Letrarte-2006, organizado por Julio carabelli








¿Quién está incendiando las cuatro por cuatro?
Por Julio Carabelli


Mi perro tenía una inteligencia superior.
Me causan gracia los historietistas que dibujan un perro llevando el diario a su amo como si tal cosa fuese una demostración de talento. Eso lo hacía mi gato que además solía avisarme si a los peces o al canario les faltaba el alimento.
Mi perro se llamaba Tiescho y ladraba en once tonos distintos, uno por cada persona y de ese modo yo sabía si venía mi mujer o mi suegra, mi hija Claudia, mi hija Elvira, Roberto o Martín, el más pequeño, pero por supuesto que había un tono para el cartero, otro para mi amigo Gustavo, el contador, cuando venía a visitarme solo y otro cuando lo hacía con su mujer.
Uno de los tonos que más me agradaba era el que anunciaba que volvía la muchacha del mercado. No por Luisa ni por lo que pudiera haber comprado sino por el tono mismo que era muy agradable, algo así como el canto de las ballenas o el trinar del canario después del alpiste.
Presumo que el undécimo tono lo reservaba para mí y si sé de su existencia es por los dichos de mis hijos, nada más, en cambio Migo, que era un hermoso gato, sólo se colocaba casi pegado a la puerta cuando Luisa regresaba del mercado.
Una sola vez aulló Tiescho y Migo maulló formando un dúo lamentoso. Fue cuando la empresa envió a mi amigo Gustavo, el contador, mientras yo gozaba de mi parte de enfermo.

-La empresa ha hallado en tu cesto de la basura la confirmación de lo que el directorio pensaba.
-Es alentador saber que el directorio puede pensar, generalmente lo hacen los caballos que la empresa tiene en el galpón.
-Los caballos están que trinan.
-Me imagino, yo no sé cómo no se quejaron de las cuatro por cuatro que les quitan el trabajo. ¿Querés un café?
-No, ¿cuánto hace que somos amigos?
-Ya sabés que mis pescados toman café.
-¿De qué marca?
-Cualquiera mientras sea de Colombia.
-Hace treinta años que tomamos café juntos, es verdad.
-El canario también toma café.
-Hace cuarenta años que nos conocemos.
-Y sabés que no tomo gasolina.
-Hace veinticinco años que estás en la empresa. Te imaginarás que no me es grato venir a tu casa con esta misión.

Sin embargo vino, cayó con esos papelitos que pretendían incriminarme, pero que también denunciaban el acaparamiento de gasolina y las cuatro por cuatro no declaradas.
Fueron premonitorios los aullidos y los maullidos porque el contador cayó por las escaleras con tanta mala suerte que nunca encontraron los papeles que traía. Jamás voy a saber si fue el gato o el perro. Ambos poseían esa eficiencia, la suma de esas mínimas partículas que conforman el gran mensaje cósmico. Un mensaje universal que seguramente les llegaba por ondas desconocidas para nosotros.
Mis hijos no se hubieran animado a hacerlo, siempre creyeron que su madre, mi amada esposa, murió a causa de aquel empujón, pero no fue así, ella tropezó con el perro justo frente a la escalera y cayó con la misma mala suerte de su señora madre y es que el situarse frente a una escalera tan peligrosa debe de ser algo genético, un mandato de los genes que nunca tuvieron en cuenta la posible presencia, en el vano de una escalera, de un perro, un animal superior a todas luces porque Tiescho jugaba a la pelota y era capaz de anotar los tantos de ambos equipos en la tierra húmeda. El gato no, Migo era un tanto remolón y casi siempre estaba viendo las novelas de la tarde, sobre todo "Fuego en Casabindo" en la que trabaja una actriz que parece gustarle mucho y hace de piromaniaca.
En una escena que mi gato insistió en que viéramos juntos, ella furiosa amenazaba a su esposo con quemarlo vivo. Es que había subido el precio de la marihuana en el mercado mundial y al subir se legalizó, como el tabaco, lo que provocó que nadie sembrara otra cosa y cuando faltó lo esencial, lo necesario y tradicional: el pan y el vino, ella amenazó con prenderle fuego al sembradío y yo, previendo lo que iba a suceder, arranqué al gato del sofá. El comenzó por resistirse pero en cuanto vio que el fuego avanzaba hacia el sofá y amenazaba la salida, se dejó llevar mansamente.
Juntos fuimos a buscar a los peces y al canario que no soportan el calor. Tiescho por suerte ya había bajado tironeando del delantal a la muchacha que se obstinaba en querer subir a rescatar a mis hijos.


Por eso me río de los historietistas y su insistida costumbre de dibujar un perro llevando el diario cuando el mío corrió directamente a abrir el galpón para salvar a los caballos y a los peones que dormían allí. Fue inútil porque la loca ya había incendiado el galpón repleto de gasolina.
Tiescho tenía esa costumbre de gastar energías en empresas que no valían la pena como la de salvar del fuego a Luisa por ejemplo.
En realidad esta historia es para homenajear a Tiescho y a Migo. Ambos murieron de viejos, pero conservo el canario y los peces. A veces, juntos, tomamos café y nos reímos de los que preguntan: ¿Quién está incendiando las cuatro por cuatro?


Julio Carabelli (Poeta, escritor/ Tucumán, Argentina).-
Generación beat

Beat

Qué puedo decirte?
Tanto escrito,
tanto leído
que ya no recuerdo
porque estoy en el camino...
La poesía beat fue el aullido
de Allen Guinsberg
en medio del "American Way of life",
en el instante que Jack Kerouac
avanza por la ruta 66
en un viejo cadillac,
escucha a Pat Smith en la radio
y escapa de Neal Cassady
que intentaba robarle el auto
tatarareando un be-bop terrorista de Charlie Parker,
y en ese mismo momento
William Burroughs,
en un lejano poblado de México
mientras participaba de un almuerzo desnudo,
se levanta de la mesa
y cual un Guillermo Tell eufórico,
le dispara un balazo a su mujer
en medio de la frente.
La poesía beat
es un dísparo
en la noche
y un grito de desesperación.
Es la luz de ese fogonazo,
que ilumina el camino
que nunca termina,
de los derrotados del mundo.

/ Bob Gurney (inglaterra) y Aldo Novelli (argentina) .-


domingo, 7 de septiembre de 2008

Antología argentino-libanesa


Estamos trabajando en un proyecto de libro de poesía integrado por poetas argentinos y libaneses que saldrá por Tantalia, la editorial de la escritora Florencia Abbate.

Tenemos interés, señala el coordinador Edgardo Zuain, en que haya textos de Bustriazo Ortiz.

El proyecto surge a partir de que la poeta, traductora y periodista cultural de Líbano, Sabah Zuain, ha traducido al español unos treinta autores de aquel país (también serían treinta los poetas argentinos) y nos ha pedido que coordinemos en Argentina su publicación.

Finalmente surgió la idea de que fuese un libro que integre selecciones de textos de ambos lugares y nos hemos puesto a trabajar en su elaboración. Nos ha parecido que un proyecto de estas características es apropiado para contribuir a que países como Argentina y Líbano, que tienen en común importantes vínculos inmigratorios, puedan redescubrirse y reencontrarse a través de las expresiones artísticas o culturales.


La idea es que el libro, dentro de sus limitaciones cuantitativas, pueda brindar con la mayor amplitud posible un panorama estético, generacional y geográfico de la poesía argentina. La idea es que haya una selección de poemas de cada autor y se incluya una biografía y reseña literaria.

Fotografía: Jimmy Rodríguez

Seleccionados: Florencia Abbate; María Teresa Andruetto; Jorge Aulicino; Bárbara Belloc; Juan Bertazza; Jorge Bocannera; Juan Carlos Bustriazo Ortiz; Arturo Carrera; Daniel Chirom, María del Carmen Colombo; Rodolfo Edwards; Juan García Gayo; Juan Gelman; Hugo Gola; Rubén González; Andrea Guiu; Carlos Juárez Aldazábal; Hernán La Greca; Leonidas Lamborghini; Hugo Mujica; Delfina Muschietti; María Negroni; Aldo Luis Novelli; Hugo Padeletti; Fernando Sánchez Sorondo; Luis Tedesco; Laura Yasan; Edgardo Zuain.

Publicado por sergeixavier en el blog: "Eclipsado por la belleza".

jueves, 4 de septiembre de 2008


Palabras al servicio del paisaje infinito

El escritor Aldo Luis Novelli presenta el viernes "Desierto", su último libro.


NEUQUÉN (AN).- Al igual que en otros escritores, el desierto ejerce una fascinación muy fuerte para el poeta, cuentista y ensayista Aldo Luis Novelli. Convencido de que "de los grandes desiertos del mundo la palabra es el más poblado", el poeta neuquino se anima a penetrar ese paisaje simbólico sin palabras -en el que todo es falta y exceso- para tejer sus vivencias. Y desnudarse ante los lectores.
Lo hace con el último libro de poemas "Desierto" (publicado por Ediciones Llantodemudo en 2007) que presentará el próximo viernes. Ahí lo acompañarán los escritores Ricardo Fonseca (el primer maestro que le "hizo tomar un compromiso fuerte con la palabra") y Alejandro Flyn, con la música de César Cabezas, Gabriel y Fabián Henríquez.



Novelli vive en Neuquén, pero pasó su infancia en Challacó, un campamento petrolero en medio de la geografía patagónica. O sea que la inmensidad rica y desolada aparece recreada por el autor en su poesía, con lenguaje asequible y frontal, dotada de una potencia notable. Donde no falta ese golpe de efecto, la última línea necesaria muchas veces para "levantar" el texto.
Dividido en cuatro partes, el libro propone de alguna forma un recorrido por el mundo de
Novelli. Comienza con el capítulo "Andando el viento", la continuación y cierre de un libro anterior ("Agonistas del fin del mundo" 2004) en el que Novelli recopila su infancia en Challacó.
El desierto, la arena, la luna, los pájaros, las arañas peludas, atraviesan cada línea desde las primeras imágenes ("El dragón verde salió de las matas de jarillas y avanzó lentamente hacia mí...") hasta las últimas ("..diseminaba espejos roturados entre la arena del desierto, así por las noches recogía brillantes fragmentos de estrellas ilusorias").
En el segundo capítulo, "En el bar", el Novelli observador deja registro de los encuentros amorosos, de las penas muertas con ginebra, de las soledades y tantas horas de filosofía al paso. "El bar fue mi segunda casa, ahí pasé muchas horas de mi vida", dijo el escritor.
El recorrido continúa por "El último viaje", un tercer capítulo donde el autor deja registro de la necesidad de estar en otra parte, seguido de su propia sombra. "Es por todos los viajes que uno realiza y la idea del viajero que es muy fuerte en Patagonia", asumió el escritor que sorprendió a su maestra con su pluma cuando tenía diez años y leía a los superhéroes.
"En los bordes de la ciudad" es el título de la última parte que cierra la reflexión poética de Novelli condensada en "Desierto". "En esas palabras estoy yo que vivo cerca de un barrio marginal" advierte sobre los versos en los que desfila el paisaje urbano de la periferia neuquina.
Quien se interne en la poesía de Novelli se encontrará con un poeta social consustanciado con el paisaje que lo rodea. O, mejor dicho, un poeta seducido por la infinitud de un cuerpo "inmenso y desierto" que "como la mujer, invita a ser recorrido".



Enamorado de la poesía


NEUQUÉN (AN).- "Siento a la poesía como una hembra. Una hembra sensual, voluptuosa y esquiva, que me visita en ciertas noches de insomnio y lujuria. Algo me dice que no la voy a atrapar nunca, pero igual persevero, cada noche en el intento, y eso, de alguna manera me mantiene vivo y excitado", contesta Aldo Luis Novelli cuando le preguntan por la poesía.
"La poesía tiene algo único. Como dijo Alejandra Pizarnik: la palabra dice lo que dice, y además más, y otra cosa", agrega.
Poeta, cuentista, ensayista, Novelli nació en Neuquén y vivió hasta los 13 años en Challacó. Actualmente reside en la capital neuquina.
Entre sus libros, publicó "La noche del hastío" (Editorial Limón, 2003), Plaqueta "16 poética" (Editorial Limón, 2004), "Agonistas de fin del mundo" (Editorial La Luna, 2005) y "Mínimo mundo" fragmento del libro homónimo, edición del Plan Nacional de la Lectura 2008.
Participó también de las antologías "Poesía y cuento patagónicos", "La poesía en Neuquén", "Poesía y cuento de la Patagonia", "La palabra escondida", entre otras.

Publicado: Miércoles 03 de Septiembre de 2008 en el diario RIO NEGRO.
http://www.rionegro.com.ar/diario/2008/09/03/20089c03s06.php