lunes, 18 de febrero de 2008


Agonistas del fin del Mundo















































Introducción Innecesaria

Este libro, o la pretensión de serlo, es la búsqueda de una memoria, de una memoria oculta en algún recoveco oscuro del alma, allí donde la memoria empieza a confundirse con el olvido. Olvido provocado por reacciones inconscientes, a siete años de tortura, muertes y desapariciones de amigos y desconocidos soñadores.
Han tenido que pasar veinticinco años, para que se abriera una hendija en una ventana, y esa hendija se transformó en un primer recuerdo, y éste en un poema, y ese poema abrió de par en par esa ventana, para recuperar aquel tiempo escondido detrás de un álamo, aquel tiempo llamado infancia.
Aquel tiempo ingenuo y bucólico, transcurrió en un campamento petrolero, en medio de un desértico y mítico territorio, conocido como Patagonia, desierto habitado por lagartijas, liebres 'maras', dragones alados, plantas hirientes, super-héroes de arcilla, pelotas de trapo y viento, viento y más viento.
Ese viento, que cubrió de tierra y óxido la ansiada 'Ciudad de los Césares'.

El autor.



Poemas del libro

Tránsito y llegada

El tren había agotado
una porción de infinito
a cansino ritmo
sobre el metal de incontables moneditas.
Chirridos de acero
y un pitazo inmemorial
anuncian el fin de la travesía.
Al bajar el último escalón
la oxidada aridez del paisaje
invade los ojos del viajero
con el filo helado
del viento del sur.




La leyenda

Ella, que concibió la historia del mundo
antes de que fuera mundo,
que llamó rosa a la flor
cuando su perfume aún no había invadido
la poesía de los románticos,
que bajo un cielo impresionista
dijo Dios
y Dios se hizo.




Al sur del Colorado (y al norte también)

Hay un río de sangre
que corre entre nuestros pies,
y nosotros seguimos buscando
estúpidamente
pececitos de colores.




Atardece en el desierto

En el óleo del horizonte
el filo morado de las bardas
fractura un cielo de óxido y arcilla.
Las gárgolas del tejado
despliegan sus pétreas alas
y sus ojos encienden de luna el ocaso.
Sentado a la mesa
entre vapores de guiso y agua hirviente
pincho insectos sobre un cartón,
y al clavar un alacrán que se retuerce
me siento un cazador sin escrúpulos,
como los que vendrán en poco tiempo.-









LA INFANCIA DEL PROCEDIMIENTO


Convocatoria abierta hasta diciembre 2007. Pueden participar poetas argentinos y extranjeros de lengua española, por invitación o selección (leer la presentación del proyecto). La idea es registrar el procedimiento poético de cada autor. El sitio incluye: biografía, fotos de infancia, manuscritos y textos seleccionados.





















Establezco como mi hito inicial con la literatura, aunque nunca sabré si es así, un día allá por los 10 años, cuando cursaba 5to grado de la primaria, la maestra nos dio como tarea para el hogar una composición sobre “el árbol” yo recuerdo someramente que escribí algo que relacionaba el árbol y sus raíces en la tierra con la familia y sus raíces en la comunidad... y entonces hubo un “Muy bien 10 Felicitado” y el llamado a mis padres y toda una eclosión familiar. Para esa época yo leía a los superhéroes, Batman, Superman, Linterna verde, Spiderman, etc, mi madre me regaló un libro de Julio Verne, pero yo seguí leyendo a esos fantásticos superhéroes, que fueron mis compañeros de lucha por mucho tiempo, y me animaría a decir, hasta hoy en día. Han arriesgado a designar mi escritura como “realismo urbano” aunque ha sido clasificada diversamente, es una poesía formalmente de lenguaje urbano, seco y a veces ácido, despojado de imágenes abstractas, con escasa adjetivación, contaminada de intenciones irónicas, y ocasionalmente revestida de un descarnado erotismo, donde todo el poema funciona como una sola imagen, intentando crear en el texto un clima naturalista y cotidiano, una atmósfera realista que en un instante, es fugazmente iluminada por un resplandor, que al impactar en el cuerpo del lector y en función de su propia carga de emotividad y empatía con esa temática escritural, le den al texto dimensión poética.
Aunque reconozco dos registros bastante diferenciables, uno más minimalista y urbano y otro más prosaico y coloquial, ambos sostenidos sobre un sustrato claramente ideológico, que me permiten definirme como un ‘poeta social’, aunque recreando la poesía social de los ’60 a través de otras formas expresivas.
De alguna forma me siento deudor de poetas como Juan Gelman y César Vallejo, y en líneas generales de la ‘poesía social latinoamericana’; ‘el coloquialismo’; ‘la poesía beatnik’; ‘el realismo sucio’; ‘el minimalismo’; “la poesía maldita francesa”; y “el neorrealismo italiano” aunque estas marcas no se vean a simple vista.
Me anima cierto “programa poético” que consiste en lograr una expresión comunicacional simple, para llegar a un lector “ingenuo” o “salvaje” y en un segundo código decirle algo más, a un lector “sensible” o “competente”.
Escribo poesía, o mejor dicho, el intento de llegar a ella, debo decir acá, que la poesía es para mí, una hembra, una hembra voluptuosa, casquivana y esquiva, que intento atrapar cada noche y nunca lo consigo y esto de alguna forma me mantiene vivo.
También escribo, pero en un plano más racional, narrativa, relatos y micro relatos y ensayos literarios. Intento algunas traducciones del inglés, y realizo por pedido reseñas y críticas literarias.
Creo que desde siempre, hace ya 40 años, he estado escribiendo el mismo poema de diversa forma, dicho en una forma más cabal, los temas que me preocupan son los mismos: la utopía, la palabra, la revolución, la cotidianidad, el sexo, los seres marginales y los detritus del mundo, o sea los hombres y mujeres y sus angustias, sus búsquedas, sus obsesiones, y la interminable búsqueda del paraíso perdido.
Mi actividad literaria actual es leer, escribir, participar de encuentros, congresos, jornadas, lecturas, dar lecturas y talleres de lectura/escritura en escuelas.
Vivo de la poesía, pero trabajo como analista de sistemas en una empresa informática y hago esporádicamente artículos periodísticos de género literario o político.
Creo que el desierto patagónico es una tierra fértil para la poesía, que acá se ha superado largamente la estética folklórica y anquilosada de muchas otras zonas del país, además hay un caudal poético importante y diverso, con grandes poetas que merecerían mejor suerte y mucha más difusión, pero todos sabemos que las manzanas que cultivamos con esfuerzo en la patagonia, la saborean en las grandes ciudades.
Mi utopía personal con la palabra poética es seguir defendiendo la libertad de pensamiento, intentando formar en los jóvenes un pensamiento crítico, y tratando de aportar una semilla de manzana a la utopía de un mundo mejor, que creo posible, desde mi humilde lugar, desde mi precaria palabra poética y revolucionaria.


aldo luis novelli
neuquén – patagonia – argentina
poeta y laburante

e-mail: aldonovelli@yahoo.com

http://www.la-sed-infinita.blogspot.com
http://www.fluidos-virtuales.blogspot.com



Del Libro en prensa 'Camino Cansado entre Cuerpos'



Hambre


Me tragué la luna
de un tirón,
sorbí cinco estrellas
y dos nubes negras,
me comí
una pierna, los pechos y un ojo de mi hembra
y aún tengo hambre de este mundo.-



Strip-Tease


Los sonidos se entrecruzan,
giran y se desnudan
lanzando pájaros negros contra la pared,
trazos de piel
y pelos vaginales estimulan
el poblado espejo de la estantería.
Hay rastros de sudor y alcohol
en la barra umbrosa que me sostiene.
Algo me dice
que el descuartizador de Milwaukee
preparó el espectáculo.-




Del libro inédito: “Nada que decir”:



¡Felices Fiestas! ¡Felices Fiestas!


Esa tarde eran siete
cuatro varones y tres niñas
jugando a la mancha sobre el montículo.
Después de un largo rato
transpirados de cansancio
cuando el sol brillaba sobre latas vacías de tomate
sintieron voraces mordidas en el estómago
y se sentaron a buscar algo comestible.
Natalia, la mocosa de cinco años
la de piernas como palitos de helado
encontró un pedazo de guirnalda dorada
la enlazó formando un efímero corazón brillante
y le gritó a sus amigos:
¡Felices Fiestas!, ¡Felices Fiestas!
y rió con picardía
como un esmirriado ángel de alas rotas.-





A orillas del Mahavavy


Estoy aquí sentado en el comedor
como si estuviera en Madagascar
empapando mi mirada en las aguas del Mahavavy,
y aunque se que ese río que corre
entre la pieza y el televisor, es pura ilusión
siento las gotas frías del agua golpeando mi cara
mientras observo a lo lejos
las goletas en persistente vaivén.


Tal vez sea esto;
y no este poema, ni todos los anteriores
ni los infinitos poemas que se escribirán;
la misteriosa e inalcanzable poesía.-




Del libro édito: “Agonistas del fin del mundo”:



Memoria


La memoria de un tiempo anterior
en las tierras del salvaje y la masacre
no se renueva en tramposas páginas de historia.
Mi arcillosa memoria, me habla de un niño
jugando a las escondidas con las sombras
de una infancia que huía a carcajadas,
o en medio de una desolada calle
entre cardos rusos gigantes
matar a Butch Cassidy (1) en duelo memorable.
Otra tarde, pelear con dragones mitológicos
con la espada de un álamo moribundo,
o ser el gran bailarín Rojitas (2)
y hacerle cien goles imposibles
a un arco de tamarisco y matacebo.
La memoria de ese salvaje que fui
no sabía de increíbles dinosaurios carnívoros
ni de los vengadores de una patagonia trágica,
tan solo dejó algunos corazones con nombres olvidados
en la corteza de un viejo coihue,
y unas cuantas piedritas de tardías payanas
sobre la tierra calcinada de Challacó (3).-


(1) Butch Cassidy: pistolero 'norteamericano' , que escapando de sus perseguidores y en sus raid de asaltos a los bancos, en el año 1900 llegó hasta las tierras de Chubut, provincia sureña de la Patagonia Argentina.
(2) Rojitas: habilidoso jugador del club Boca Juniors de Argentina, que fuera un crack en la década del '70.
(3) Challacó (olla de agua): antiguo campamento petrolero, con una veintena de casas, una escuelita rural de dos aulas y una plaza de tierra. Hoy, uno de los tantos caseríos fantasmas de la patagonia.






Tres Amigos



Dos soles rojos y siete lunas plateadas
iluminaban las tardecitas de mi pieza,
el desierto estático de mi ventana
se oxidaba lentamente contra las bardas,
y las negras cigüeñas patagónicas
iniciaban su danza nocturna.
Batman entra por la puerta
y me dice en tono enérgico
- ¡vamos te necesitamos
Superman nos espera! -
y allá vamos los tres
a salvar el mundo una vez más.
Ni Alonso Quijano ni Ernesto Guevara
mis camaradas revolucionarios
fueron un millonario y un extraterrestre
y yo mutaba caóticamente:
Acuamán, Ringo, Cochís
Daniel Boone, Meteoro o Rojitas,
siempre hubo un traje brillante
donde enfundar mis delirios.
Ni molinos de viento enloquecidos ni generales asesinos,
cardos rusos rodantes y lagartijas histéricas
eran los enemigos más visibles.


Repentinamente, una sirena demasiado real
rompe el encanto,
debajo del cono del luz
un vaso de vino tinto, varios puchos retorcidos
medio rostro recalentado, la mano temblando
miro hacia abajo
y juego sobre la hoja con dos pelos
que no resistieron los avatares de la nostalgia.-





Del libro “Mínimo Mundo”

Editado por el Min.de Educ. de la Nación en el marco del Plan Nacional de Lectura




matria


la conocí una lejana mañana
que flameaban banderas.
hablamos en bares y bodegones
durante un tiempo rojo.
una noche en una calle oscura
le acaricié los senos.
nos amamos una tarde
cerca del basural
mientras sus hijos buscaban comida.
sigo enamorado de sus despojos.




el preguntón descolocado

a L. Lamborghini

el tipo preguntó por los pájaros desposeídos
por las patas de los pájaros
que se lavan en la fuente.


preguntó por los pájaros hambrientos
por el pico de esos pájaros
gritando 'no pasarán' en esta nación piquetera.


por los pájaros poéticos
por la lengua de esos pájaros
escribiendo papeles sin fe ni sudor.


el tipo preguntó por los pájaros
por el vuelo de esos pájaros
pichones que se embolsan la cara
para escuchar la voz de Dios.


preguntó por los pájaros
por los ojos de esos pájaros
al ver la íntima luz de una niña
vejada por el patrón.


por los pájaros
por las alas de esos pájaros
cuando sangra el ano de un niño
violado por la respetuosa santidad.


el tipo preguntó por los pájaros
y se fue volando.-



domingo, 17 de febrero de 2008

La Noche del Hastío



























Prólogo

Esta ciudad, este siglo


Sólo techos sucios, cajones de sombra
Oscuras paredes habitadas por gusanos negros



Poesía que se pretende celebratoria y queda en un blues: el grito triste del macho urbano en medio de la oscuridad, entre fritangas, llanto de bebés y el sonido zumbón del televisor. Aldo Luis Novelli no cuenta, sólo retrata: toma instantáneas de una ciudad sesgada por la producción petrolera, cuyos detritos aparecen constitutivos del paisaje esencial. En ese ámbito, el poeta es un boxeador que golpea con adjetivos en lugar de puños el aire que lo rodea, su sombra y los fantasmas. Y lo único que, además de la basura ciudadana y las referencias domésticas está en el hábitat poético es la noche, inmensa y vacía, interrogante y sugerente.
Hay imágenes que sorprenden porque hacen estallar la tersura de la narración poética. Por caso, el oxímoron ocurre en una silla, cuando el cura, al doblar su sotana “encuentra la bombacha que María, hacía días buscaba con desesperación”.
A punto de suceder: lo ominoso en Novelli es una costumbre. De la misma manera que en Raymond Carver o en John Cheever o en Sam Shepard y en Antón Chéjov, el maestro de todos ellos, –y las menciones no son ociosas-, en esta poesía hay algo por ocurrir, y ocurre aunque nadie salvo el autor parezca darse cuenta.
Narra a dentelladas, narra a puñetazos, narra con esos silencios recortados, tensos: hay perros y ratas; hay una costumbre, hay seducciones y resistencias, equívocos en las miradas y también ironías despellejantes.
Su posición arquetípica consiste en estar sentado: sentado a la mesa de un bar; sentado mientras mira pasar las cosas. También en eso respeta el código anglosajón: ellos se sientan a beber, a mirar, a hablar, a ver tevé. Se sientan a dominar el mundo y es entonces cuando no controla su personalidad: estalla, antes o después de escribir. Por lo tanto, la escritura siempre está haciéndose.
Novelli usa el gerundio como un norteamericano: busca en el presente continuo ese fluir permanente y actual de la conciencia y entonces su obra se transforma, crece delante de los ojos de lector.
Uno mira a Erdosain caminar por la ciudad que lo anula, pero acá –en esta ciudad cosmopolita del norte de la Patagonia- sólo quedan los residuos del planeta globalizado.
En una escritura que inaugura la voz de esta ciudad en el comienzo del siglo, Novelli se propone poetizar desde el revés de la trama: lejos de la poesía regional y en las antípodas del folklorismo; espantado por las actividades productivas y la posible benevolencia de los bien pensantes, toma lo que necesita y descarta el resto. Así hace de su escritura un acto fundacional y originario que procura poner en su lugar –en un lugar designado por el poeta-taumaturgo- los objetos y los hechos de la vida cotidiana.
El poeta está sentado, en presente continuo, generalmente ebrio y de noche. La noche triste de Contursi, la noche del negro que canta el blues con un único futuro en la desesperación.
El amor es un dolor, sobre todo, es una construcción entre él y la nada, entre él y la sombra que lo amenaza.
El erotismo está en la forma en que acaricia las palabras, en que el ritmo se desdobla como en el contrapunto entre un bajo y un saxo, o entre las guitarras de BB King y Clapton. Suena a blues, huele al aserrín con kerosén que limpia los bares de vómitos, puchos y alcohol al amanecer.
Esta poesía colisiona con la realidad, con la palabra, con el futuro, con el pasado. No hay claudicación posible, y el lirismo es apenas un remedo nostálgico.
Justamente el verso de Novelli cae como un hachazo triste que desnuda las ingenuidades hipócritas y los brillos innecesarios de lo poéticamente correcto. Un ejemplo es el poema “El encendedor”, que lleva hasta la exasperación la tensión del diálogo desgastado de una pareja y espanta las buenas conciencias tan de moda.
Esta poesía tiene hondura de batallas: la del hombre común acorralado por sus obligaciones, la del amante cuyo único patrimonio es la fantasía y la decepción, la del noctámbulo que pretende asomarse a la noche y cae borracho en una esquina o en un bar y así se transforma en testigo mudo de la pasión ajena.
No es posible hablar de la poesía de Novelli sin apelar al vocabulario bélico y su asimilación con la pasión erótica.
Esgrime –otro verbo de riña- su principal hallazgo en la pasión erótica: la hembra que duerme y descansa al lado del macho saciado. La hembra que domina desde el silencio, en la soledad de la post-pasión cuando la “petite mort” cede su lugar al vacío.
La futilidad de la pasión es atávica, a tal punto que poco ha cambiado desde la vida cotidiana en las cavernas a la actual, al menos en el plano de lo amoroso. Curioso: la ternura se oculta tras dolorosos esguinces y el poeta apenas se atreve a designar sus sentimientos: el instinto funciona como un escudo eficaz ante cualquier claudicación.
Lo otro –la otra- es lo ominoso.
Lo extranjero es también lo femenino: la hembra, la noche, “la luna que se quita” o “los ojos húmedos estaquearon la luna”. Y también es femenina la ciudad... esta ciudad, esta época.


Gerardo Burton - Poeta
Neuquén, junio de 2003.-






























He soñado más que lo que Napoleón hizo.
He apretado al pecho hipotético más humanidades que Cristo,
he hecho filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
aunque no viva en ella.

Fernando Pessoa
(Lisboa, 1888-1935)



La ciudad me ha enseñado infinitos temores:
un gentío, una calle me han hecho estremecer,
un pensamiento a veces, espiado en un rostro.

Cesare Pavese
(Santo Stefano Belbo, 1908-1950)



Poemas del libro
























En la Tasca

Sentado a esta mesa
bebiendo un vino que no saboreo
charlando con alguien al que no oigo
y según dicen es un poeta del norte,
ella
a dos mesas de distancia
habla y ríe sin pudor,
goza plenamente de esos momentos
en que las miradas la rodean.
Ella que no sabe
dónde estalla la soledad,
o cuántas ausencias me trago
en este vaso de vino.
Ella
que no sabe de la angustia de los ojos
cuando su cuerpo se torna borroso.




Primer homo

El poeta dice: 'mientras sostengo este mentón milenario',
y yo apoyado en mi mano derecha,
siento un peso ancestral que me conmueve, me sobrepasa,
imaginar la infinita sucesión de padres
que me han dado ser,
pensar - en un acto imposible -
en los perversos, los justos, enloquecidos y humanos ancestros
que me conformaron
hasta llegar al primer homo,
a ese semihombre y mediobestia
que desoyendo todo discurso científico
sobre su primitivo cerebro,
en este instante, hace millones de años:
se sienta en la roca a descansar su sexo
mira la hembra acostada en la tierra
y piensa en mí
aquí sentado, en una desvencijada silla
descansando del sexo de mi hembra,
garabateando un papel
en esta pastosa noche de verano,
mientras él, apoyado en aquella roca
sostiene absorto
su mentón casi animal.



Visita

La fui a ver con alguna excusa
- hola como estás - me dijo
y pasé a su living.
Tomamos un café y charlamos de nada y de todo.
La verdad, que mientras hablábamos
estaba especialmente preocupado en descubrir
si estaba sola, si no había nadie en las habitaciones.
Estaba contándome sobre las últimas
aventuras del hijo menor,
pero yo solo pensaba
en levantarle el vestido
arrancarle con violencia la tanga
(que se traslucía con el sol)
y penetrar en su delicia dulce y mojada,
así, sentado como estaba
y ella cabalgando con fervor
sobre mis piernas.

Después nos despedimos con un beso
- no te pierdas - me dijo, al salir.
Justo a mí, pensé
que siempre me pierdo cuando la veo.



Por estas cosas

Al final de este verso empezaré a amar,
no será un vuelo de garzas en el resplandor de la tarde,
no, no será una imagen tan bella
este amor de palabras transpiradas.
Me conformo con una lluvia nocturna
golpeando los cristales
en esta viscosa noche de verano,
me conformo con un poco de tabaco con un poco de lluvia y
algo más que eso, de algún vino oscuro.
Sucede que me provoca la sintaxis de este verso
casi tanto como la gramática de tu cuerpo.
Y todo esto considerando
que no soy un don Juan de la palabra
ni siquiera un amante latino
de bibliotecas deshabitadas,
pero aún así me deshago sin remedio
por tus pechos encendidos
tu ombligo luminoso tus nalgas inexplicables.

Por estas cosas
me desvivo en la soledad de la noche,
por estas cosas doblego la palabra muerte
hasta hacerle morder su propia cola.

Por estas cosas y unas pocas más
al final de este verso
empezaré a amar.-




Presentación de ‘La noche del hastío’ en Viedma
por Aldo Luis Novelli

La escritura de este posible libro, me llevó mil noches y un hastío.

Mil noches de esperanza, desazón, locura, sosiego; lujuria, escritura, reescritura, tachaduras, sudor, frío, fuego y algo, apenas algo, de inspiración.
Mil noches y un hastío, hastío de mundo, hastío de mí, obscuro y nocturno hastío, hasta el hastío del hastío, allí en el profundo y abismal hastío, donde nacen esas palabras, esas palabras que se rebelan contra el hastío del mundo.

Por esas cosas escribo, escribo sobre el cuerpo de ella, por esas cosas, doblego la palabra muerte, hasta hacerle morder su propia cola, por esas cosas y unas pocas más, al final de este libro empezaré a amar.

Homero me regaló esas noches, en que perdido en el laberinto, acompañado por un perro flaco y desdentado, desenrollaba palabras buscando al Minotauro, no para matarlo, sino tan solo para preguntarle por la suerte de mis amigos, aquellos que siguen matando por el amor de una mujer.

El minotauro acompañado en el lecho por una bella virgen, ese magnífico grabado de Picasso, ilustra la tapa del libro, y sucede que para mí, escribir, es de alguna forma, convetirme en un monstruo con cabeza de hombre, encerrado en el centro de un laberinto kafkiano.

Esa bella virgen, sensual y voluptuosa, es la poesía.

Ustedes son el laberinto.

Yo soy el monstruo.-

-----------------------------------------------// aldo luis novelli.





Crítica al libro "La noche del hastío" por Claudia Sastre
Poeta y crítica literaria


La noche del hastío - Aldo Luis Novelli
Editorial Limón, Neuquén, 2003.

¿Puede un libro dar cuenta de una noche, una única noche de un animal humano desesperado, transpirando alcohol y hastío desde el fondo sus venas hasta la superficie de su cuerpo? ¿Puede? Lo dionisíaco se ha vuelto fatal, el poeta, encerrado en su cuerpo, percibe a la noche cayendo, a la noche arrimándose como una bestia en celo, que lo cerca y lo hace pisar y tambalearse al borde del vacío.
La casa del ser es el lenguaje, pero el lenguaje se palpa dentro del poeta y el poeta se abisma.
Los amores perdidos y/o extraviados, los vasos, tintineando primero, opacos y sordos, después, los animales que pueblan la memoria.
Aldo Novelli, con aciertos y con excesos que lo delatan de romanticismo nocturnal, nos embriaga en esta noche, única, de hastío o de spleen.
Con un prólogo, desde algunos conceptos objetable, de Gerardo Burton , el libro de poemas de Aldo Novelli se compone de seis partes ("Prólogo", "Por la calle/ en la noche", "Cerca de la madrugada", "Durante la rutina del día", "Conjeturando en las noches", "Tanto amor me intimida", "A modo de inacabado final") que recorren la noche, principalmente, pero también sus límites.
Este libro mantiene un tono que nos recuerda lo mejor de Bukowsky y de Carver (allí si coincido con Burton, con respecto a Carver, digo), apropiado para generar una poesía que no dogmatiza ni enjuicia, pero que desde lo subjetivo se posiciona (y muy fuerte) ideológicamente.
Para mí, los mejores momentos del libro se ubican en Cerca de la madrugada, sobre todo, un poema:

Despedida anual

Hablaban reían y bebíamos/
el humo formaba extraños animales
en el aire de la noche.
El fuego borraba la memoria y emitía señales humanas
a mundos desconocidos.
La vaca descuartizada había cumplido su cometido final/
otro animal caliente merodeaba la escena
reclamaba encargarse de los restos óseos.
Una inesperada canoa incendiada atravesó el río
creando estupor en los corazones ebrios.

A esas horas del festejo
los chistas verdes se tornaron agresivamente personales.
Faltaba poco para el homicidio estadístico/
pero el suicidio de la noche llegó antes
y cada uno partió a su cueva
arrastrando los restos de otra despedida anual.-//