miércoles, 12 de diciembre de 2007




Desierto
Aldo Luis Novelli
prólogo (o el camino a ese otro erial)


no es moco e' pavo adentrarse en el desierto de otro -"ningún compañero a la vista, ningún superhéroe celestial" -en tanto puro poeta patagónico Novelli arriesga que "de los grandes desiertos del mundo la palabra es el más poblado", arriesgándose así, una vez más, al seguro rechazo de Dios, o lo que a esta altura haya en su lugar -porque, hasta donde se ve, Dios desprecia a los que cruzan el desierto y viven para contarlo.

-leo ahora la cita de Giannuzzi: "¿te alcanzará la fe para tanto o te dispones a un viaje de vencido?" -algo dice el Desierto de Novelli: olvidate iluso de salir ileso -dragones de las bardas animales salvajes humanos en los bordes de la ciudad alacranes en las estepas gualicho polvoriento el aire el deseo -entre las culpas y las atribuciones que la "dimensión patagonia" le confiere, activista del buen uso de la palabra y la iluminación que se alcanza en el fondo de todos los bares, copetín al paso -y con la franqueza que expresan los hombres cuando lloran-, Aldo Novelli está dejando un registro del viaje que es siempre el último viaje -Infinito! Infinito!, cantan las arañas peludas inmolándose sabias en el asfalto caliente de las carreteras -tan mágicas como ruines las propiedades de la poesía en movimiento perpetuo -la ruta un alambre retorcido sobre el desierto de alpatacos -implacables visiones de la belleza de la desolación y posibles viceversas -memorias de pequeños cowboys del sur hastiados de salmos disparándole a incansables pájaros mecánicos -durante la noche un silencio azul para amar -¿cuánto quedará del mundo mañana? -¿cuánto quedará de esa engañosa sensación de ser parte de un universo primordial oculto a los hombres que leerán estos poemas dentro de unos cuantos veloces años?-

intuyo que estos poemas terminarán funcionando como los pedacitos de espejos que Novelli diseminaba en las arenas del desierto para después, en el viaje siguiente -el propio o el de cualquier otro semejante-, recoger fragmentos de estrellas ilusorias -cierta luz que, de paso, redimirá a los adultos sin pasado -sea como sea, olvídate iluso de salir ileso.

sergio rigazio/ poeta/junín/ buenos aires/ argentina.-
*
I
El dragón verde
salió de las matas de jarillas
y avanzó lentamente hacia mí.
Miré a mí alrededor
ningún compañero a la vista
ningún superhéroe celestial
que venga en mi ayuda.
Estoy solo
en medio del desierto.
Estoy solo
en el centro de mi infancia.
*
VII
En el desierto
el tiempo se dilata bajo el sol
hasta convertirse en arena.
Los habitantes del desierto
jugamos ingenuamente con esa arena
la tomamos en un puño
y apretamos fuerte fuerte
hasta que se desliza entre los dedos.
Cuando abrimos la mano
vacía
ya somos adultos sin pasado.
*
I
Un hombre entra al bar
se sienta
sabe que el mundo está destruido
y que él ha sido cómplice de esa destrucción.
Después llega ella
mira hacia las mesas
lo ve
se acerca y se sienta frente a él
repentinamente le brillan sus ojos de lluvia
su rostro adquiere una expresión bienhechora
y ya no importa más el mundo
ni toda su miseria.-
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