martes, 5 de enero de 2010

Del amigo y gran poeta chileno Manuel Mauricio Zuñiga
un poema místico que nos sana en dolor


























Manuel, en importante feria del libro, meditando en el vino oscuro de la poesía y su relación con los sueños.

Epístola desde el olvido


Despejaré las cataratas de los mendigos fuera del templo.
Díganles que allí me esperen.
Tocarán mi pata sucia y sanarán de sus ovarios podridos las meretrices.
Que también esperen allí.
Como a lagartijas le crecerán piernas y brazos a los impedidos.
Y el pan, fuera del templo no será más ilusión ni olor de panaderías.
Todos (as) serán bellos (as) como niños (as) otra vez.
Y dirán alegría y reirán a mandíbula batiente.
Se juntará la multitud y sus perros sarnosos fuera del templo.
Entraremos todos y echaremos a los mercaderes.
Mientras más seamos más crecerá el amparo de ese templo.
Será como el mundo que mostraré con mi mano
Cuando vuelva del exilio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es el hambre insaciable de la bestia que lleva dentro Y solo saciará con el exterminio del cuerpo, con la misma muerte.

Unknown dijo...

Anónimo: Hay poetas atormentados. Lo sé. No es mi caso. No contengo bestias. Ni tampoco me atemorizan, menos la muerte que predices.